Es lo que hacemos todos: nos lanzamos, y esperamos poder volar. Porque si no es así, caeremos como piedras. Y durante la caída nos preguntamos: ¿se puede saber por qué he saltado? Y aquí estás, cayendo. Y sólo hay una persona que puede hacerme creer que vuelo y que todo va a salir bien: 
TÚ.