No todo el mundo tiene la suerte de encontrar una persona tan maravillosa como ella, alguien que llora contigo cuando estás mal, que ría cuando estás bien, o a quien contar la mayor tontería que se te pase por la cabeza.
Alguien con quien divertirte, con quien gritar, y, sobretodo, con el suficiente valor para decirte que cree que te equivocas cuando te equivocas, en resumen, una de esas personas que se pueden contar con los dedos de una mano, y, posiblemente, te sobren dedos.